Sebastien Loeb encarna en los franceses del deporte y del rally en particular la jerarquía del dominador , tan cara al chauvinismo galo. Pero difícilmente logre desplazar el recuerdo de Jeannot o Monsieur Couteau (Señor Cuchillo), el pequeño hombre de los pequeños autos, que más que réditos deportivos, salía en cada rally a dar espectáculo buscando la mínima diferencia con el límite físico y de la adherencia. (Ver video)
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Esa búsqueda llevaba casi al paroxismo a los franceses, que por mucho tiempo sostenían en los rallyes, una imagen irreverente con la imagen de Cristo y la cara del piloto francés. Por suerte quedan muchas imágenes como las del video, que evidencian la calidad de Ragnotti, siempre al límite del vuelo o del vuelco y siempre sepultando las esperanzas de los que querían verlo fallar.
No fue el gran vencedor, no le importaba siquiera su palmares, como cuenta en su biografía “Experience”. Su única meta era el placer de conducir al límite de su auto, de sus gomas y de su coraje.
Fue infiel a Renault solo en sus comienzos, cuando cambió la R8 Gordini por el debut del Opel Kadett en un período breve. Un R12 –también Gordini- fue su primera herramienta oficial en el 73 y con el Grupo 2 pronto pasó a la pista, donde según él, encontró los secretos del límite.
En el 82 con los Grupo B fue el encargado de luchar con la Renault 5 Turbo, contra las ofensivas, Audi, Lancia y Peugeot. Ganó en Montecarlo 81 y dos veces en Córcega, la cornisa que lo potenciaba cuando a otros infundía temor.
El R11 turbo lo mantuvo sin aspiraciones en su continuidad, un R21 4x4 turbo marcó su paso por el Superturismo y finalmente los Clío y el Megane, lo devolvieron al rally hasta su retiro en el 96.
Hoy es un gallardo Embajador de Renault en el mundo del deporte y sus experiencias están condensadas en una colección que muestra lo increíble de su andar…siempre con los autos chiquitos…como su figura…a los que agrandaba con su talento.